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El trono del poder es tan codiciado como corruptor.
Buena analogía. Y es que el poder sería
como un trono al que todos aspiran sentarse. Pero este trono es especial,
porque aparte de ser muy codiciado, corrompe completamente a quien se sienta en
él. Puede que uno sentándose en ese trono sea enormemente feliz, pero ese trono
acaba corrompiendo a todas las almas que se sientan en él. Es un trono que todo
el mundo ansía, pero que a la vez está maldito.