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No dejes que el jarrón de tu felicidad caiga en manos ajenas, o te será robado.
¡Fantástica frase! Y es que la felicidad
sería como si tú tuvieras un jarrón, que la representase, y si permites que ese
sagrado jarrón caiga en manos de otros, ese jarrón te será robado para siempre.
Nunca pongas el jarrón de tu felicidad en manos ajenas, pues si no tu felicidad
nunca te será devuelta. Buena analogía y es que si uno pone su felicidad en
manos ajenas la pifió para siempre, nunca cometas este evitable pero doloroso
error.