-
Quien continuamente hace el mal cava su hoyo de las desgracias y al final será
tan profundo que quedará atrapado en él.
Uno es como si cavase en el hoyo de las
desgracias, contra más profundo, más oro hay, pero llega un punto que cavo tan
hondo que ya no puede salir y uno mismo se busca su desgracia y ya el oro no le
sirve de nada. Y es que quien hace constantemente maldades va cavando en este
hoyo. Muy buena analogía, pues esta frase es todo un ejemplo de quien hace
fechorías con tal de lucrarse, al final lo acaba perdiendo todo, la avaricia
siempre rompe el saco.