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Quien desiste en perseguir sus sueños, la ilusión muere en su interior. Uno
nunca debe de cesar en la búsqueda de sus sueños, porque sin sueños somos velas
apagadas en la oscuridad. Con la llama del deseo se puede volver a encender la
vela de los sueños.
¡Excelente analogía! Y es que quien
pierde la ilusión, lo pierde todo. Uno jamás debe rendirse en intentar alcanzar
sus sueños, pues si no somos como velas apagadas en la oscuridad. Si uno
enciende de nuevo la llama del deseo, podrá volver a encender la vela de sus
sueños.