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Cuando tienes ante ti un enemigo maligno y temible, para luchar necesitas tener
la ira del dragón. Una rabia de indignación hará que combatas hasta contra una
turba de enemigos.
Cuando te enfrentas a un enemigo o
enemigos terriblemente malos, para enfrentarte a ellos, necesitarás la ira del
dragón. Cuando la indignación te produzca rabia (eso sí sin dañar a nadie) este
enfado hará que te enfrentes incluso con un ejército. Y es que para ganar a una
turba de personas, necesitarás poseer la furia del dragón.