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Ni existe mayor placer que hacer sucumbir al mal; ni existe mayor gloria que
ser halagado por el bien.
¡Buenísima frase! Y es que hacer
sucumbir al mal ante tu poder, es un placer inefable, porque el bien siempre
debe de ganar. Pero tampoco existe mayor gloria que ser halagado por el bien,
cuando muchas buenas personas te halagan, te honran con sus palabras de
justicia y de amor y te dan mucha fuerza y ánimos.