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La decepción es agridulce, por un lado te atiza y por otro te enseña.
¡Magnífica frase! Y es que de
decepciones está hecha la vida, lo malo de una decepción es que estarás triste
por un tiempo y lo bueno, es que te dará una nueva lección en tu vida. Por eso
es agridulce, porque por un lado te da un pescozón pero por otro te da una
valiosa lección. Siempre hay que tomarse las decepciones como una enseñanza. Si
nadie se llevara decepciones, no aprendería a vivir bien la vida nunca. La
naturaleza en su sabiduría nos dio la decepción, para que tropezáramos y cuando
nos levantásemos fuéramos un poco más sabios.