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El calor de una hoguera calienta el cuerpo; el calor de una familia calienta el
espíritu.
¡Buena frase! Y es que en esta analogía,
vendría a comparar, como el calor de una hoguera calienta el cuerpo y también
como el calor de una familia calienta el espíritu. Porque el calor de una
hoguera es muy importante para no resfriarte, el calor de una familia es aún
más importante, porque en su calor uno se siente respaldado y acompañado. Quien
tiene una gran familia, tiene un gran tesoro.