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Nunca juzgues a nadie por haber fracasado una vez, que a veces los peores
aprendices se convierten en los mejores maestros.
Uno no debe desanimarse por haber errado
ni aunque le juzgue nadie, pues a veces los peores aprendices de convierten en
los mejores maestro. Cuando uno recapacita sobre su error y aprende de él al
final puede volverse buenísimo en algo. Es por eso que nunca hay que subestimar
ni humillar al caído pues puede que quien lo haga al final acabe llevándose una
sorpresa desagradable.