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Ni es bueno que el corazón nuble a la razón, ni es bueno que la razón actúe
fríamente y sin el sabio consejo del corazón.
Pues sí, en el punto medio está la
virtud. Ni es bueno actuar solo con el corazón y no actuar con cabeza, pero
tampoco es bueno solamente actuar con cabeza, pues uno se vuelve frío, y el
corazón también debe ser la guía de uno.