Buen refrán. Y es muy acertado, pues cuando eres
joven uno se ahoga en un vaso de agua y se preocupa de cosas sin importancia,
en cambio cuando uno crece, se acostumbra a los duros palos que le da a uno la
vida y entonces ve que no era para tanto y ya no le asustan cosas más graves.
Puse este refrán porque uno no debe de preocuparse de nimiedades y ser feliz
aunque a veces en la vida tropecemos.