Otro buen proverbio chino. Y es que, un medicamento
amargo curaría la enfermedad, unas palabras duras pero sinceras, que hieran los
sentimientos, acaban beneficiando el comportamiento. Está bien el proverbio
porque uno no debe siempre oír lo que quiere oír sino lo que debe de oír. Como
leí una vez: “Los amigos te dirán lo que quieres oír; los enemigos te dirán lo
que necesitas oír”. Mejor escuchar unas duras palabras y empezarlo a hacerlo
todo de nuevo y mejor, que no creer que lo estamos haciendo bien y luego
llevarnos una desagradable sorpresa. Tampoco hay que pasarse en las
reprimendas, porque eso tampoco es bueno, pero si alguien lo está haciendo mal
mejor rectificarle.